miércoles, 16 de agosto de 2017

Proyección de "Siempreviva" el sábado 09/09/2017



Proyección núm. 33


Tendremos en el conversatorio a Andrés Parra y Carmenza González

Andrés ParraEs egresado de la Escuela de formación de Actores del Teatro Libre, ha desarrollado su formación en Juegos Teatrales con Clive Barker, de (Inglaterra), en Creación de Públicos con Cristina King Miranda, de (México), de Clown con Miguel Borrás[, de (Francia), Producción con Clarisa Ruiz, de (Colombia) y en Maquillaje Escénico, con Inda Blatch Geib, de (EEUU). Andrés Parra comenzó siendo actor aficionado a los 11 años. Su primera profesora fue Patricia Llinás, quien lo impulsó a estudiar en el Teatro Libre; por esta razón su bachillerato fue un poco más largo de lo normal. Ha dedicado gran parte de su vida al teatro y ha participado en numerosas obras. Entre 1991 y 1998 actuó en las obras: El Hombre de la mancha, en Tiempos de Fidel, I "toing" Panamá, Bodas de sangre, Xochi y Pilly, Instant happines, todas bajo la dirección de Patricia Llinás. En 1998 actuó en La Orestiada; En el 2000 actuó en 9 Desmayos (Stepan Stepanovich) bajo la dirección de Ricardo Camacho; Espectros de Shakespeare (El Rey Lear), dirección José Domingo Garzón; en el 2001 lo hizo en La Kermesse (Damian) dirigida por Esther Celis; luego participó en el 2001 en Julio César bajo la dirección de Ricardo Camacho; ese mismo año hace un papel en En la diestra de Dios padre dirigida por Germán Moure; en el 2004 actuó en El país de los juguetes bajo la dirección de Paola Benjumea; y en el 2007 participó en la puesta en escena de Sin mente de Ramses Ramos; en 2010 protagonizó The Pillowman (El Hombre Almohada), galardonada como la mejor obra del 2010, bajo la dirección de Pedro Salazar; entre otras. Como profesor de interpretación ha dirigido La comedia de las equivocaciones de William Shakespeare, El burgués Gentilhombre de Molière, El retablo de las maravillas de Miguel de Cervantes y el laboratorio de investigación La mujer en Shakespeare.2

Carmenza González. Durante 20 años Carmenza, en la obra de teatro "La Siempreviva" personificó a la madre de la protagonista. En la sesión de nuestro cineclub, nos acompañará con su vivencia sobre el impacto de la obra de teatro y con sus opiniones sobre la película "Siemprviva" que fué grabada en 2015 y que royectaremos..


PARTICIPACIÓN EN FESTIVALES

    - Selección Oficial, Focus on World Cinema, Festival de Cines del Mundo – Festival de Cine de Montreal, Canadá, 2015. World Premier
    Puede leer este artículo de Sandra M. Ríos en la página de CineVista 

    Con Siempreviva es la tercera vez en los últimos cuatro años que el cine colombiano revive uno de sus capítulos más difíciles y dolorosos: el holocausto del Palacio de Justicia. En este lapso de tiempo hemos visto un documental (La Toma de Miguel Salazar) y dos ficciones (Antes del Fuego y Siempreviva). Lejos de creer que este tema está saturado, ha posibilitado desde distintas miradas no olvidar un hecho que el próximo 6 de noviembre completa tres décadas de ejecutado. El largometraje se ha estrenado previo a un acto de desagravio por parte del Estado, ordenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos y en el que se debería reconocer su responsabilidad.
    ¿Se logrará este evento de reconciliación histórico? Aún no se sabe. Hasta el pasado 7 de octubre una hija de una de las víctimas, Anahí Urán, le enviaba al Ministro de la Defensa una carta suplicando que el acto en efecto se de y que el presidente Santos o él, como representante de esa cartera, hagan necesaria presencia (Leer la carta completa en la revista Semana).


    Siempreviva justamente representa a las víctimas, no solo contando la historia basada en hechos reales de una de las 11 personas desaparecidas, sino también de las víctimas que perdieron sin explicación a un ser querido, y lo hace desde la ficción adaptando a su vez la pieza teatral de Miguel Torres “La siempreviva”.

    En un casa típica de La Candeleria conviven varios inquilinos, todos sobrellevando una crisis económica, todos con posiciones políticas y temperamentos distintos, eso sí, los une su misma convivencia y Julieta, la más jovencita y la que pronto se graduará de abogada.
    La historia se cuenta desde un espacio único y simulando estar hecha en una sola toma (el deseado y apreciado plano secuencia) que tiene el efecto de hacer que los espectadores se confinen en el mismo espacio, se concentren en sus personajes, perciban su diario vivir y se incomoden con sus dilemas, preocupaciones y angustias.


    La puesta en escena con el largo plano secuencia acerca el largometraje aun más a la obra de teatro, al obligar calcular cada detalle, cada entrada o salida de un personaje (o de la cámara), la distancia entre los actores o sus diálogos. La exigencia de este recurso sofistica la película, pero hace que todo esté bajo control, perdiendo con ello realismo. El plano secuencia es un recurso estético muy atractivo, pero Siempreviva tiene un guion muy sencillo, haciéndonos pensar que desde lo narrativo no era tan necesario:  termina limitando la historia, a los personajes y sofocando por momentos al espectador.
    El potencial de la película está en sus mismos personajes que plantados desde lo muy dramático o lo cómico, tienen la facultad de representarnos como sociedad: el vivo es un agiotista, la ama de casa sometida a su pareja, un mantenido, el que divierte (como payaso) pero carga su propia “cruz”, o la madre sufrida. Todos ellos son el retrato de un país, de su gente, la real. De hecho, hay momentos que los personajes, aun con sus vicisitudes, se hacen entrañables recordándonos a otros tan inolvidables como los de “La gente de la universal” o “La estrategia del caracol”. El ejercicio actoral de todos es notorio y preciso, destacándose muy particularmente lo hecho por Andrés Parra, Enrique Carriazo y Laura García. Es también hasta ahora la mejor interpretación en cine de Alejandro Aguilar.

    Klych López es el realizador que ejecutó la película con las exigencias de Clara María Ochoa (entre ellas la del plano secuencia), una de las productoras de este largometraje y quien desde los años noventa había estado intentando convertir la historia en una versión cinematográfica. López supo resolver los desafíos técnicos y estéticos de esta película claramente emotiva.


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